Vanessa y Samantha intercambiaron una mirada decidida mientras formulaban su plan. La clínica era su única pista y, a pesar del miedo que las corroía, sabían que tenían que volver. «Le esperaremos allí», dijo Vanessa, firme a pesar del miedo que latía en su interior.
Cuando se acercaron a la clínica del Dr. Henderson, un escalofrío recorrió la espalda de Vanessa. Su coche estaba aparcado fuera, pero la clínica estaba a oscuras, las ventanas inquietantemente vacías de luz. Sus nervios hormigueaban de aprensión, pero Vanessa se negaba a dejarlo traslucir.