Una mujer oye ruidos extraños por la noche y descubre un secreto que la deja atónita

Le resultaba irónico que la criatura más lenta que conocía pudiera proporcionarle un consuelo tan profundo. Emily no pudo evitar reflexionar sobre lo mucho que había cambiado la casa. El vacío que se había cernido sobre ella desde la muerte de sus padres había desaparecido, sustituido por la familiar presencia de Tubby.

El silencio que antes le resultaba pesado y sofocante se llenaba ahora de pequeños sonidos reconfortantes: el suave arrastrar de los pies de Tubby sobre el suelo de madera, el suave golpe cuando chocaba con algo.