Sacó del armario el viejo bate de béisbol de su padre. Llevaba años acumulando polvo, pero su peso en las manos la tranquilizó mientras se acercaba a la fuente del ruido. Le esperara lo que le esperara, estaba decidida a enfrentarse a ello.
Después de todo, no podía dejar que el miedo dominara su vida, y menos en su propia casa. Algo se movió bajo una pila de cajas polvorientas, levantando una nube de polvo. El corazón de Emily se aceleró mientras se acercaba con cautela, con la linterna temblándole en la mano.