Justo cuando estaba a punto de retirarse, pensando que todo había sido un truco de su imaginación, el sonido volvió, esta vez más fuerte y urgente. Un suave arrastrar de pies resonó en el rincón más alejado. Se le entrecortó la respiración y un sudor frío se apoderó de su frente.
El corazón de Emily se aceleró, latiendo con fuerza en su pecho mientras sentía una repentina oleada de pánico. El instinto de huir se apoderó de ella, pero se obligó a permanecer clavada en el sitio y, en un momento de puro miedo, estuvo a punto de perder el equilibrio en las escaleras, tambaleándose peligrosamente a punto de caerse.