Se frota la cabeza y se da cuenta de que el cansancio y la irritación han vencido al miedo. A pesar de sus esfuerzos, el sonido seguía escapándosele, llevándola de un rincón a otro de la casa.
Buscó en el salón, en el cuarto de baño e incluso en el garaje, pero el ruido parecía burlarse de ella, manteniéndose siempre fuera de su alcance y desapareciendo cada vez que se acercaba. Tras otra hora de búsqueda sin éxito, Emily se dio por vencida.