El extraño ruido, sin embargo, seguía provocándola, resonando débilmente en las paredes. Respirando hondo, Emily se puso de puntillas por el pasillo, intentando seguir el sonido. El sonido la condujo a la cocina.
Con los nervios a flor de piel, escudriñó la habitación, casi esperando que algo la sorprendiera. Pero no ocurrió nada. Miró detrás de la nevera, revisó los armarios e incluso movió algunos botes de especias, pero todo parecía completamente normal.