Una mujer oye ruidos extraños por la noche y descubre un secreto que la deja atónita

Una noche, después de un día especialmente agotador, Emily estaba a punto de meterse en la cama cuando oyó un ruido extraño y débil. Era un sonido suave y rasposo, como si algo rozara suavemente la madera. Se le heló el cuerpo y el corazón le dio un vuelco. ¿Había alguien -o algo- dentro de la casa?

Se quedó inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido, con los ojos fijos en el pasillo, esperando a que apareciera una sombra. Cuando no ocurrió nada, se rió nerviosamente. «Probablemente sólo sea el viento», se tranquilizó. «O esas viejas tuberías que vuelven a crujir»

Pero cuando por fin se acomodó en la cama, volvió el ruido: un chirrido constante, casi rítmico. Era débil, apenas audible, pero suficiente para despertar su imaginación. «Se acabaron las películas de terror antes de dormir», murmuró, tapándose la cabeza con la manta.