Mientras hablaba con otros clientes, Claire miraba a veces hacia el fondo del aparcamiento, medio esperando, medio deseando ver a Dave. Pero se había ido y Alexander no le daba ninguna respuesta sobre dónde podía estar. Claire estaba muy preocupada y no dejaba de pensar en Dave, incluso cuando estaba en casa.
Una mañana llegó otro correo electrónico de los inversores: habían nombrado a un nuevo director y vendría a visitar el concesionario esa misma tarde. Todo el mundo estaba entusiasmado y curioso. Aunque Claire tenía un día ajetreado, estaba deseando conocerle, como todos los demás.