Los días siguientes Claire estuvo distraída, incluso en casa. Las comidas eran sencillas, los programas de televisión carecían de interés e incluso su acogedora cama no le ofrecía el confort habitual. Su mente volvía una y otra vez a la situación con Dave y el Sr. Kincade y a cómo equilibrar las instrucciones que le había dado su jefe.
Semanas más tarde, cuando Claire empezaba a creer que no volvería a ver a Dave, éste reapareció de repente una tarde ajetreada. Mientras ella ayudaba a un cliente, él se encontraba en el extremo opuesto del aparcamiento. Aunque su aspecto era tan desaliñado como el del último encuentro, Claire sintió que él y su presencia eran diferentes. Tenía que averiguar qué le pasaba a Dave.