Una mujer echa a un «mendigo sin techo» y se lleva la sorpresa de su vida cuando descubre la verdad

Su jefe incluso había programado una reunión extra para informarla a ella y a todos sus colegas sobre este hombre. Había aparecido varias veces, cada vez con peor aspecto que antes, suplicando que le ayudaran. La última vez se puso tan mal que arrastraba las palabras y gritaba a otros clientes. Lo único que salvó las ventas de aquel día fueron los extraordinarios descuentos que se hicieron a todos los posibles compradores por las molestias. Claire aún podía oír los gritos del gerente después de aquel desaguisado.

Había hablado brevemente con el tipo, al parecer llamado Dave, mientras ella y un compañero lo sacaban a rastras. Le dijo que había nacido y crecido en esta ciudad y que siempre había llevado una vida cómoda, hasta el momento en que la economía se vino abajo y quemó la vida de Dave hasta los cimientos. «Si me escucharas, lo entenderías», le dijo. Claire casi sintió lástima por él, siempre tuvo debilidad por los ancianos y los desvalidos. Sin embargo, la escena de hace unos momentos y el miedo a perder su trabajo la hicieron insensible a sus súplicas.

Ahora volvía a deambular por el aparcamiento. Tenía el mismo aspecto desaliñado que la última vez: manchas por todo el pantalón, pelo largo enmarañado y enmarañado, ¡e incluso le pareció ver un agujero en los zapatos!