Después de formular su plan, Sandra y Charlotte reanudaron sus tareas con mayor vigilancia. El corazón de Sandra latía con el deseo de ayudar, pero comprendió la necesidad de tener paciencia. Decidió esperar, observar y entrar en acción cuando llegara el momento. No se imaginaba que ese momento llegaría antes de lo esperado..
De repente, la tranquilidad del vuelo se vio interrumpida por el fuerte grito de la mujer. Atravesó el ruido del motor y las conversaciones de los pasajeros. Sandra llamó la atención de Charlotte. En ese breve instante, Charlotte asintió con la cabeza y su expresión pasó del escepticismo a la fe. Era como si el grito de la mujer hubiera borrado cualquier duda que albergara sobre las preocupaciones de Sandra.