Una joven no para de hacer señales con la mano en un avión; cuando la azafata se da cuenta, alerta a las autoridades

Sandra sintió una punzada de frustración, pero sabía que Charlotte tenía razón. Lo último que necesitaban era agravar la situación sin estar completamente seguras. «De acuerdo», aceptó Sandra a regañadientes, «observaremos y esperaremos. Pero te digo que aquí hay algo raro»

Charlotte la miró con simpatía. «Te creo, Sandra. Pero tenemos que actuar con inteligencia. Podemos vigilarlas, y si las cosas parecen empeorar o si notamos algo más sospechoso, entonces pensaremos nuestro siguiente paso.»