Aunque todo parecía normal en apariencia, Carole no podía ignorar su presentimiento de que algo iba mal. Tenía muchas ganas de intervenir y ayudar al chico, que claramente se sentía muy incómodo en aquella situación. Como el vuelo duraba 13 horas, Carole tenía tiempo de sobra para actuar, pero debía hacerlo con cuidado y en silencio.
Carole planeó acercarse al chico justo después de terminar de servir las bebidas. Pensó en una buena excusa con antelación, por si acaso sus colegas sentían curiosidad por lo que estaba haciendo. Decidió que esperaría al momento perfecto, cuando la mujer que acompañaba al chico fuera al baño, para poder hablar con él en privado.