El «amable» joven se dirigió a su asiento en clase turista con la cabeza gacha después de que la Sra. Wilson le diera las gracias por ayudarla. Por fin sintió alivio. Por fin había pasado lo peor. O eso creía..
La Sra. Wilson se encontró al lado de un hombre apuesto. Le dirigió una mirada de desaprobación cuando ella se sentó a su lado. Llamó la atención de una de las azafatas y preguntó en tono jocoso: «Esto es clase preferente, ¿verdad?», después de dejar el periódico en el asiento de ella. «¡¿Por qué estoy pagando dinero extra para sentarme al lado de este viejo mendigo?!»