El pastor se había puesto mortalmente pálido y se tropezaba con las palabras al intentar hablar. Todos los ojos de la sala estaban fijos en él, muchos llenos de ira e indignación. Pero él no sabía que aquello no había hecho más que empezar.
Todo empezó cuando Andrew, un hombre de negocios jubilado de 65 años, se unió a la Iglesia de la Cruz Blanca y asumió el cargo de nuevo pastor. Andrew, una persona aparentemente agradable y encantadora, tenía una personalidad misteriosa difícil de calibrar.
Cuando Andrew asumió el cargo, la abuela Helen se convirtió en su punto de contacto, ayudándole a navegar por el cambio y asegurando una transición suave. La abuela Helen era una dulce anciana que había sido muy activa en su iglesia local. Pero las cosas empezaron a cambiar cuando el antiguo pastor se jubiló.