El abuelo deja a su mujer para casarse con una joven – Durante la boda, la abuela dice algo que nadie esperaba

Entrecerrando los ojos en la penumbra, Matilda intentó distinguir el rostro del conductor. Sólo pudo ver una cascada de pelo rubio. Se le revolvió el estómago al ver desaparecer las luces traseras del coche, llevándose al hombre al que había amado y en el que había confiado toda una vida.

Matilda se quedó sola en la casa vacía, sentada con los papeles del divorcio sin abrir a su lado. Cada respiración le resultaba pesada, cargada de incredulidad. Lentamente, cogió el sobre y sus dedos temblaron al abrirlo, preparándose para la realidad que Vincent le había impuesto.