El abuelo deja a su mujer para casarse con una joven – Durante la boda, la abuela dice algo que nadie esperaba

Al día siguiente, Matilda hizo discretas llamadas a viejos amigos. «Hola, soy Matilda. Necesitaba hablar sobre Vincent…» Su voz era informal, pero su toma de notas era febril. Cada conversación ofrecía fragmentos que encajaban, confirmando sus sospechas.

Con cada nuevo dato, la determinación de Matilda crecía. Se quedó junto a la ventana, mirando al exterior con expresión endurecida. «Cree que ha ganado», murmuró, con voz baja y firme. «Pero aún no he terminado» Sintió que su determinación se afianzaba y que su mente se llenaba de ideas.