A Matilda se le aceleró el pulso mientras reconstruía todo. Se mantuvo apartada, observando las miradas inquietas, los murmullos de incredulidad. La sonrisa de Melissa vaciló bajo el escrutinio y, por un momento fugaz, sus miradas se cruzaron. Matilda vio un destello de pesar en la mirada de la joven.
La joven apartó rápidamente la mirada, con una sonrisa demasiado brillante. «Me alegro mucho de conoceros por fin. Vince me ha contado muchas cosas» Uno a uno, familiares y amigos le estrecharon la mano, con sonrisas tensas, mirando con recelo a Matilda, que permanecía más alejada.