El abuelo deja a su mujer para casarse con una joven – Durante la boda, la abuela dice algo que nadie esperaba

A la mañana siguiente, Matilda llegó al despacho de John agarrando con fuerza los papeles del divorcio. Se sentó en el frío sillón de cuero frente a él, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. John examinó los documentos en silencio, con el ceño fruncido por la tensión que se respiraba en la habitación.

Tras una larga pausa, John levantó la vista, con un rostro mezcla de simpatía y frustración. «Lo siento, Matilda», dijo con suavidad. «Vincent ha cubierto todos los ángulos. Las condiciones son férreas. No te queda casi nada, sólo la casa y tu fondo de jubilación»