Las manos de Matilda temblaron al desdoblar los papeles, las lágrimas hacían que la tinta se borrara. «Tantos detalles…», susurró a la habitación, con voz frágil. Cada bien, cada recuerdo que compartía con Vincent se reducía a números y términos. Sintió que el aguijón de la traición se le clavaba en el alma.
Hojeando página tras página, Matilda murmuró para sí: «Lleva mucho tiempo planeando esto, ¿verdad?» Los meticulosos plazos y detalles indicaban meses de preparativos secretos. Dejó los papeles de golpe, con la cara enrojecida por una repentina oleada de ira. 10