Un gorila pide ayuda a un fotógrafo – La increíble verdad al descubierto

La gorila se movió lentamente, extendiendo hacia él su enorme mano. Paul se tensó, esperando una agresión. Pero en lugar de eso, la mano de la gorila se posó ligeramente en su hombro. El suave peso le sorprendió. Sus profundos ojos se encontraron con los suyos, en los que brillaba una extraña emoción: una mezcla de desesperación y confianza que Paul no pudo ignorar.

La suave presión de la mano de ella sobre su hombro hizo que la atención de Paul cambiara bruscamente de los monos al gorila. Una sensación escalofriante le recorrió la columna vertebral, acompañada de la inesperada carga sobre su hombro. Contuvo la respiración, con el cuerpo tenso, mientras giraba cautelosamente para mirar al inesperado intruso.