Un gorila pide ayuda a un fotógrafo – La increíble verdad al descubierto

Entonces lo oyó: un leve crujido por encima de ellos. El cuerpo de Paul se tensó, sus instintos gritaban peligro. Sus ojos recorrieron las copas de los árboles, esperando una emboscada. El crujido se hizo más fuerte y se preparó. Pero lo que vio a continuación le dejó helado.

En lo alto de los árboles había dos crías de gorila, enredadas en toscas redes. Sus pequeños cuerpos se retorcían mientras gemían suavemente y sus gritos de terror penetraban en la quietud. A Paul se le revolvió el estómago. Aquello era claramente obra de cazadores furtivos, y la visión le llenó de rabia e impotencia.