Decidió llamar a uno de sus contactos veterinarios, que podría ayudar al gorila. Rápidamente cogió su teléfono y marcó el número del Dr. Ndaba, experto en el tratamiento de animales salvajes. Le dijo que el tiempo apremiaba y que la vida del gorila pendía de un hilo. Necesitaba ayuda. Y rápido
Mientras esperaba la llegada del veterinario, Paul no podía deshacerse de la persistente sospecha de que la situación del gorila estaba relacionada con algo más importante, algo siniestro que acechaba bajo la superficie.