Sin embargo, mientras lidiaba con las consecuencias de su decisión, se dio cuenta de repente de que tendría que pagar un precio muy alto por casarse con Harold. Los habitantes de la zona no eran en absoluto ignorantes, sobre todo sus amigos más íntimos. Sabían que no se había casado con Harold por amor.
La gente suele decir que la edad es sólo un número, pero en esta situación, todo el mundo podía ver que era extraño. Tenía que haber algo más en juego. ¿Por qué si no una mujer joven, en la flor de la vida, se casaría con un hombre viejo y enfermo?