Julia se quedó de pie, estupefacta, con las palabras del papel quemándola como un hierro candente. Los murmullos del pueblo se convirtieron en gritos ensordecedores y se desató una caza de brujas que dejó a Julia más aislada que nunca. La gente incluso empezó a abrir páginas en Facebook para investigar la vida de Julia. Se sentía como una intrusa en un pueblo que antes había sido su santuario.
Julia estuvo a punto de perder la cabeza y pensó en revelarlo todo. Pero entonces recordó por qué había empezado todo esto, así que prefirió mantener la boca cerrada. Así que, a medida que aumentaba la presión, también lo hacía su determinación de proteger lo que había llegado a valorar.