No podía comprender la profundidad de su dolor y a menudo se preocupaba por su bienestar. Cuando por fin volvieron a la escuela tras varias semanas de ausencia, se comprometió a ayudarles. Les ayudó a ponerse al día con sus estudios e incluso se quedó después de clase para darles clases adicionales.
Julia deseaba poder devolverles la felicidad, pero nada podía devolverles aquellas sonrisas inocentes. No después de lo que habían sufrido. Así que hizo todo lo que estuvo en su mano, asegurándose de que al menos les estaba ayudando académicamente para que no se quedaran atrás. Sin embargo, Julia apenas se daba cuenta de que las clases adicionales no sólo beneficiarían a los gemelos, sino que, en última instancia, también le reportarían importantes beneficios a ella.