Julia recordaba los detalles como si hubieran ocurrido ayer. Estaba ante su ansiosa clase, dispuesta a impartir nuevas lecciones, cuando el director del colegio llamó inesperadamente a la puerta. Pidió hablar con ella en privado y ella accedió.
Ansiosa, le siguió hasta el pasillo y cerró la puerta del aula tras de sí. Cuando se quedaron solos, él le dio la noticia. Julia no podía recordar sus palabras exactas, pero recordaba vívidamente cómo la habían destrozado como una bala.