La vista del oro los había consumido por completo, su atención fija en su botín. Jason contuvo la respiración, esperando el momento perfecto para tender la trampa. Los ladrones se habían agrupado en torno a las cajas, lo que los hacía vulnerables a un único ataque coordinado.
Con una rápida señal, Jason y su equipo soltaron una pesada red de pesca que habían montado en lo alto, dejándola caer directamente sobre los ladrones. Tomados por sorpresa, los hombres forcejearon y ahogaron sus gritos mientras la red los atrapaba y les impedía moverse cuando intentaban liberarse.