Cuando se acercaba la media hora, Jason hizo una señal al capitán, que dio la alarma en todo el barco. Se ordenó a los pasajeros que se dirigieran al auditorio para escuchar un anuncio importante, guiados por miembros del personal que les indicaron que se alejaran de las cubiertas inferiores y se dirigieran a la zona segura designada.
Los pasillos se llenaron con el ruido de los pasos de los pasajeros y sus voces denotaban curiosidad. Jason tomó aire y se escondió con su equipo detrás de una fila de cajas en la bodega de carga. Sus ojos permanecían fijos en la entrada, con los músculos tensos por la expectación.