Una banda caribeña sube a bordo de un crucero justo antes de partir, ¡pero no contaban con este valiente veterano!

Jason continuó por el pasillo hacia la cafetería, dejando que su mente se calmara tras el extraño encuentro. Al doblar una esquina, una voz desgarradora le sacudió de sus pensamientos. Una mujer gritaba por su pulsera de diamantes perdida, su voz resonaba en las paredes del pasillo, inconfundiblemente angustiada.

Normalmente, Jason se habría detenido a ayudar, pero algo en el tono de la mujer -una mezcla de histeria y derecho- le hizo dudar. La consideraba una de esas ricachonas propensas a dramatizar por el menor inconveniente. Sacudiendo la cabeza, siguió adelante, con la mente concentrada en llevarle el desayuno a Samantha.