Finalmente, el perro alcanzó el umbral del cobertizo. ¡Funcionó! El perro, impulsado por el hambre, se había alejado del lugar que tan ferozmente había vigilado. Jeremy exhaló, sintiendo un pequeño pero profundo alivio al ver que el perro alcanzaba el plato de salchichas que había en el cobertizo.
Cuando el perro alcanzó el plato de salchichas dentro del cobertizo, Jeremy se movió rápidamente, cerrando la puerta tras de sí para proteger al animal de la implacable nevada. Se detuvo un momento, con el corazón todavía acelerado, antes de volver su atención hacia lo que el perro había estado guardando tan ferozmente.