Un hombre se encuentra con un ciervo congelado en medio de una ventisca

Allan había pasado toda su vida en la tranquila ciudad de Berkshire, un lugar que albergaba todos sus recuerdos. Nació y creció aquí, conoció y se casó con su bella esposa Helen, y juntos compartieron 35 años en esta misma casa, construyendo una vida que una vez pareció inquebrantable.

Pero ese capítulo había terminado hacía mucho tiempo. Sin Helen desde hacía más de una década, Allan se había acostumbrado a la soledad, llenando sus días de rutina y tareas, con el silencioso zumbido del reloj como única compañía.

A los 75 años, seguía siendo decididamente independiente, cortando el césped con obstinación y manteniendo la casa en orden, aunque el peso de la soledad persistía en cada rincón. Esta soledad se agravó durante el crudo invierno. El frío roía sus viejos huesos y cada ráfaga de viento le recordaba su fragilidad.