Un hombre encuentra un osezno a punto de congelarse, ¡pero lo que escondía bajo el vientre es increíble!

Mientras miraba una manguera de jardín enrollada, se le ocurrió otro plan a medias. ¿Y si rociaba el suelo cerca del osezno para hacerlo retroceder? Pero la idea de convertir el agua en parches helados le hizo recapacitar rápidamente.

Lo último que necesitaba era crear un peligro resbaladizo en el frío glacial. Jeremy sentía que la frustración iba en aumento. Cada idea parecía quedarse corta, ya fuera poco práctica o potencialmente perjudicial. La nieve caía ahora con más fuerza, arremolinándose en ráfagas feroces que le escocían la piel.