En el verano de 1975, el fotógrafo Nicholas Nixon estaba visitando a la familia de su esposa cuando, en un impulso, preguntó a ésta y a sus tres hermanas si posarían para una fotografía. El resultado fue una impactante imagen en blanco y negro de las cuatro mujeres, unidas por los codos, de pie sobre un suave fondo de árboles y césped. Su postura relajada y su aspecto luminoso captaban no sólo la sencillez del momento, sino también el silencioso vínculo que las unía como hermanas.
Un año después, mientras asistía a la graduación de una de las hermanas, Nixon decidió recrear el momento. Les pidió que se colocaran en el mismo orden que antes y, tras ver la fotografía, les propuso una idea: ¿y si se hacían la misma foto todos los años? Las hermanas aceptaron, lo que marcó el inicio de un proyecto que duraría décadas y se convertiría en una de las obras más perdurables de Nixon.
Imagínese la importancia de tener un archivo tan personal: una crónica tangible, año tras año, del crecimiento con sus hermanos, con el paso del tiempo como telón de fondo. Con el tiempo, estas fotografías anuales ofrecerían un registro visual único de la vida de las hermanas, documentando no sólo sus cambios físicos sino también la conexión cada vez más profunda entre ellas. Echa un vistazo a esta conmovedora serie de fotografías.