Intentó descubrir qué le había hecho actuar de forma tan extraña. Sus ojos escudriñaron los árboles y arbustos, esperando encontrar una pista sobre su inusual viaje. A medida que avanzaban, el alce aminoraba la marcha y se movía con más cautela.
Avery observó, curiosa e insegura, cómo el alce olfateaba a su alrededor, moviendo la nariz y girando la cabeza. Las acciones del alce le parecían extrañas, como si estuviera en una búsqueda secreta que no acababa de comprender.