El alce se acerca a una mujer y ella decide seguirle

A solas con el angustiado alce, sintió una mezcla de miedo y fascinación, al darse cuenta de que podría ser la única que hiciera algo tan estúpido. Siguiendo al alce por el desierto, Avery se mantuvo alerta, atenta a los obstáculos que se le presentaban mientras avanzaba por el terreno irregular.

«¿Adónde me llevas?», se preguntó en voz alta, con una mezcla de curiosidad y preocupación en la voz. El riesgo de no decírselo a nadie pesaba mucho en su mente. Avery sintió una oleada de urgencia, decidió no buscar ayuda y se prometió un plan de emergencia en caso de necesidad.