Últimamente, incluso las cosas pequeñas le resultaban abrumadoras. El ruido del tráfico, el resplandor de una pantalla de ordenador. Tenía que escapar.
El bosque siempre había sido su vía de escape. Sin plazos, sin expectativas. Sólo silencio.
Últimamente, incluso las cosas pequeñas le resultaban abrumadoras. El ruido del tráfico, el resplandor de una pantalla de ordenador. Tenía que escapar.
El bosque siempre había sido su vía de escape. Sin plazos, sin expectativas. Sólo silencio.