Justo cuando empezaba a pensar en casa, algo llamó su atención: una misteriosa figura se acercaba con aire de urgencia. La noche rutinaria de Hazel estaba a punto de convertirse en cualquier cosa menos ordinaria.
Hazel se quedó helada cuando la misteriosa figura se acercó y se dio cuenta de que era un oso. ¿Un oso? ¿En la parada del autobús? Su corazón latió con fuerza al darse cuenta de la gravedad de la situación: un solo movimiento en falso podía convertir la situación en un encuentro peligroso.