Los ojos amables de Nathan irradiaban empatía. «No puedo imaginar lo difícil que es para usted», respondió con simpatía. «Ojalá pudiera ofrecerte más respuestas, pero no, nunca he oído el nombre de Gabriel. Todo esto debe parecer muy surrealista» Y añadió: «Si puedo ayudarte en algo, no dudes en ponerte en contacto conmigo»
Lena agradeció su comprensión, aunque no le diera las respuestas que buscaba. El encuentro la dejó con más preguntas que nunca, y el misterio que rodeaba al hombre que tanto se parecía a su difunto marido se hizo más profundo.