Era una mañana tranquila, de esas que hacen pensar que el mar está en calma, que nada puede ir mal. Hasta que, de repente, una brusca sacudida sacudió el barco. Jacob fue el primero en notar el cambio, un súbito temblor que recorrió la embarcación como una descarga eléctrica.
Tanner, ocupado con los cabos, maldijo en voz baja, tropezando cuando el barco se tambaleó hacia un lado. Mallory levantó la cabeza y entrecerró los ojos al ver las aguas. «¡Calma, muchachos!» La voz de Mallory cortó la tensión creciente, una roca de autoridad en el caos.