Mallory, Tanner y Jacob procedían de la pequeña y agreste ciudad de Frosthaven, un lugar tan al norte que el sol apenas rozaba el horizonte durante los largos meses de invierno. Los tres habían estado pescando juntos desde que tuvieron edad suficiente para sostener una caña.
Unos meses atrás, tras unas copas en la taberna, decidieron montar su propio negocio de pesca, juntando sus ahorros para comprar un barco y el equipo necesario. Era una operación modesta, pero era suya y se sentían orgullosos de ella.