Unos minutos antes, el estado de ánimo de Natalie era muy diferente. Se había preparado mentalmente para el vuelo. Era su primer mes de vuelta al trabajo después de aquel horrible día, y aunque estaba ocupada, le proporcionaba una muy necesaria distracción del dolor.
Su trabajo como azafata, y las interacciones que conllevaba, la ayudaban a sentirse mejor después de los duros momentos por los que había pasado desde el año anterior. Antes de subir al avión, Natalie respiró hondo y forzó una sonrisa falsa. Se había dicho a sí misma que si seguía fingiendo ser feliz, al final su cuerpo también se lo creería.