Pero ahora había visto a su difunto padre, o al menos a alguien exactamente igual. Estaba convencida de que era él, pero ¿y si sólo era una ilusión de su mente? ¿Y si no era verdad? La duda y la confusión nublaron su mente, dejando su corazón sumido en un frenesí de emociones.
Winston había sido todo el mundo para Natalie. Como padre soltero, había volcado todo su amor y devoción en criarla, asegurándose de que nunca sintiera la ausencia de un segundo progenitor. Desde los cuentos a la hora de dormir hasta animarla al máximo en los recitales del colegio, él había sido su inquebrantable fuente de apoyo.