Sorprendente descubrimiento de un granjero: Misteriosos huevos eclosionan en asombrosas maravillas

En medio de sus risas compartidas, el golpeteo de unos piececitos anunció la llegada de sus dos hijas, con expresiones de preocupación. «¿Dónde está mamá?» «¿Está bien?» «¡La hemos oído gritar!», gritó una de las hijas. Jack y su esposa intercambiaron una mirada cómplice y sus sonrisas sirvieron para tranquilizar a las niñas. Por un instante, pareció que el día se desarrollaría con su habitual y reconfortante ritmo.

Una vez saboreados los últimos bocados del desayuno, Jack supo que era hora de salir a atender a sus animales. Con los cubos de pienso en la mano, se dirigió hacia el gallinero.