Su ira estalló. «¡Son mis padres, Peter! Acogerás a tu familia aquí siempre que quieran, pero cuando la vida de mi padre está en juego, ¿no puedes hacerles un hueco? ¿Qué clase de hombre eres?» Su voz se quebró, pero su furia ardió con fuerza, ahogando su dolor.
La expresión de Peter se ensombreció y su tono fue cortante como el hielo. «No te atrevas a cuestionarme. Ya he hecho bastante por ti y por tu familia. ¿Quieres hablar de ‘bondad’? Mírate al espejo y mira quién vive de mi generosidad» Cindy lo miró fijamente, atónita por su veneno.