En cuestión de horas, Cindy estaba oficialmente inscrita en la lista de invitados a la subasta de Winthrop. Los días previos a la gala pasaron rápidamente. Cindy se preparó con esmero, cada detalle de su aspecto y comportamiento calculado a la perfección. No se trataba sólo de un evento; era un escenario, y Cindy pretendía ser la dueña.
A medida que se acercaba la noche de la gala, Cindy sintió que se apoderaba de ella una calma inquebrantable. El contenido del pendrive había fortalecido su determinación y estaba preparada para enfrentarse a Peter en su terreno. Él creía que había ganado la guerra, pero Cindy sabía la verdad. El verdadero juego no había hecho más que empezar.