Una mujer vendió el anillo que le regaló su ex. Cuando el joyero lo vio, ¡no podía creer lo que veía!

El dolor era agudo, como un dolor constante en el pecho. No sólo había perdido a Ethan, sino también a la persona que creía su mejor aliado. Cada rincón de SilverMoore, antes lleno de promesas, era ahora un recordatorio de la angustia que había sufrido. Su mundo era ahora más pequeño y el peso de la traición la asfixiaba.

Lo peor era que Kiara no podía escapar. El contrato de dos años que había firmado con su empresa la mantenía atada a la ciudad, obligándola a permanecer en un lugar lleno de recuerdos de todo lo que había perdido. Cada día le resultaba difícil avanzar, como caminar entre la niebla.