Un águila arrebata un gato del patio – ¡Lo que descubren los vecinos te dejará boquiabierto!

Sin dudarlo, Samantha estrechó al tembloroso gatito contra su pecho, sintiendo los frágiles latidos de su corazón estremecerse contra su piel. Esa misma noche le puso Juniper, un nombre que de algún modo transmitía delicadeza y fuerza, las mismas cosas que esperaba recuperar para sí misma en esta nueva e incierta vida.

En los días siguientes, Juniper se convirtió en su compañero inseparable. Estuvo allí durante las largas tardes en las que la soledad se acumulaba en sus huesos, durante las noches en vela en las que la ira y la tristeza se confundían. Era el ancla silenciosa que ella no sabía que necesitaba hasta que ya estaba envuelto en su corazón.