Un dron capta algo que nadie debía ver

Jonathan se puso la chaqueta, cogió el mando del dron y se dirigió a su posición favorita en lo alto de la punta del faro. El cortante viento del mar picaba en la cara de Jonathan mientras subía por el empinado sendero hasta la punta del faro. Agarrándose la chaqueta con más fuerza, siguió adelante con el dron X500 bajo el brazo. Este modelo tenía que impresionar o su carrera no se recuperaría.

Al llegar al mirador del acantilado, Jonathan se detuvo para recuperar el aliento. El cielo, cada vez más oscuro, se extendía ante él. Ahora era el momento de la verdad. Respirando hondo, lanzó el elegante X500 negro hacia el cielo sombrío. El dron se elevó con firmeza y sus luces parpadearon en el crepúsculo. «Demuéstrame que valías la pena», murmuró Jonathan