Mientras Jonathan les ayudaba desde el aire, se dio cuenta de que las miradas sospechosas habían desaparecido. La gente parecía agradecer de nuevo sus habilidades con los drones ahora que ofrecían una nueva promesa. Pero el alivio de Jonathan duró poco. Aquella tarde, mientras vigilaba la zona de búsqueda ampliada, le llamó la atención un hombre desconocido. Estaba merodeando por la periferia, espiando entre la maleza.
Los instintos de Jonathan se erizaron. Se acercó para verlo más de cerca. El hombre llevaba ropa sucia y una barba desaliñada. Parecía estar buscando mientras evitaba ser detectado, escondiéndose detrás de los árboles cuando los buscadores se acercaban.